viernes, 30 de diciembre de 2011

VIVENCIAS EN UN BUS . NOVELA CORTA ( XXXI)

Diciembre, el último mes del año, ya está aquí.
Jaime sigue como chofer del bus, ya que a Toni sólo se le ha ocurrido que, después del permiso de paternidad que pidió por el nacimiento de Silvia (Monzón), podía cogerse una excedencia y cuidar a la niña durante unos meses para aliviar a la mamá de algún peso. Con Jaime no nos va mal, la verdad sea dicha, y en parte, cumple muy bien con su trabajo, pero a mí no me ofrece la misma cantidad de información sobre la ciudad ni sobre los viajeros de este bus, porque él no los conoce tan a fondo como Toni.

  Hoy se han ido todos a celebrar la patrona de los ciegos, Santa Lucía.
La misa ha sido celebrada en la catedral de Valencia y luego el bus nos ha llevado a celebrar la comida a un restaurante de Cullera donde parece que la gente lo ha pasado muy bien y algunos, hasta vuelven un tanto calentitos por los tragos.

Tanto es así, que Xebi y paco Fuster, como no podía ser de otra manera, vienen todo el rato cantando, unas veces villancicos, otras saetas, piropean a las chicas, juegan con los perros-guía.... ¡Pues menudo es el repertorio de chistes que nos tiene don Manuel Vergara! Lena se ha enfadado con él porque hasta verdes los cuenta, y naturalmente no son nada apropiados para Solecito y Beto, quienes en un momento dado, preguntan:

  --Mami, ¿qué es eso de hacer el amor?
  --Papito, ¿pero por dónde va a salir Óscar cuando venga mamá? Porque si la cigüeña no existe, dime tú cómo ha nacido Silvia y cómo hemos nacido nosotros.
  --Papi, ¿pero cómo dicen que las niñas son vírgenes, si sólo está la virgen María?

  Y así constantemente, hasta que a los padres se les acaba la labia y la paciencia.
  Al pasar frente a la plaza de la Reina, el móvil de Blas suena de forma insistente, el hombre se pone nervioso y no acierta a descolgarlo, pide ayuda y al final, da un grito que a todos nos deja la sangre helada:
  --¡Vienen el día 22, como la lotería de Navidad!, ¡ay, mi nieto, mi niña, cómo me alegro, ya los tenemos aquí para pasar las Navidades!
  --¡Pero qué dice! –le pregunta Xebi, sin dar crédito a lo que oye- Cris no me ha llamado.
  --Ha llamado mi nieto. La gira por el momento se ha acabado, aunque tienen pensado si no pasa nada, volver para el verano porque se han dejado a media España con sabor a poco. Pero ellas quieren volver, están cansadas y tu Cris parece que no anda muy bien.
  --Pobrecita mía, es que Óscar ha sido muy oportuno, jajaja. Si ya se porta mal en el vientre de su madre, no quiero ni pensar en cómo lo hará cuando esté fuera, y acompañado de esta buena maestrita que le enseñará lo que el nene no sepa, -y dirigiéndose a Solecito le da un sonoro beso y le pregunta: ¿verdad que sí, bichín?- La niña se siente el centro de atención de todo el coche y responde afirmativamente con la cabeza sin dejar de reír a carcajadas.

  --¿Porqué estás tan seguro de que vas a tener un varón?- pregunta Lena un poco fastidiada- ¿Es que las mujeres no tienen derecho a nacer?
  --¡Mujer, no te enfades, es un supuesto; naturalmente que tenéis derecho a nacer, es más: si no fuera por vosotras, ¿cómo nacerían los hombres, cómo nos arreglaríamos en la vida sin una manita blanca que nos acariciara, que nos planchara, que nos curase cuando estamos enfermos? YO no sabría vivir sin una mujer en mi casa; cuando me independicé de mi familia, le prometí a mi madre que jamás dejaría de llamarla y de ir a verla y que si me casaba como si no, ella siempre sería la dueña de mi persona.
  --Entonces, espero que se lleve bien con tu mujer, porque si no, tendrán que sortearte –le dice Paco soltando la risa-. YO no tengo ese problema porque eso no se lo digo yo a ninguna mujer ni en sueños, aunque las ame con toda mi alma, pero mi persona es mía y de nadie más.
  Así fueron charlando, así fueron vaciando el bus para bajar cada uno en la parada más próxima a su domicilio.

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