jueves, 15 de diciembre de 2011

VIVENCIAS EN UN BUS . NOVELA CORTA ( XVI )

V.

  Desde luego que hoy está el día súper agradable para darse un bañito en la playa de las Arenas o en la de la Malvarosa. Eso mismo deben de pensar la mayoría de los protagonistas de este bus, porque todos los que hay esperando en la avenida del Puerto., Van vestidos con simples camisetas y pantalones cortos, con gorras en la mano y, algunos, portan bolsas de playa.

Yo no tengo ganas de mojarme, necesito un agua muy calentita para introducir mi cuerpo en el mar, y a últimos de Septiembre el agua no está a mi gusto. Además, he de cumplir con mi obligación, que es la de contarles a ustedes las historias de este maravilloso auto donde viajan ya los mismos personajes casi a diario.

  A los primeros que me encuentro en la parada, son a Beto y Lena que esperan el coche sentados en un banquito. Transcurren unos minutos, y aparecen Ana, Xeby, Cristina y Solecito, que viene hecha un primor, con dos trencitas muy bien peinadas y con un sombrerito que le intenta quitar su madre, ya que a esta hora de la mañana todavía el sol no está en su máxima fuerza y no puede hacerle daño a su cabecita loca. La niña se resiste a quitárselo, y al final acaba con el sombrero en el suelo, las trenzas medio deshechas y los nervios de su madre a cien.

Viene el bus, y la traviesa chiquilla sube antes que nadie y se coloca en jarras ante el asombro de Toni, que, cariñosamente, le tira de una oreja.

  --¿Porqué me tiras de la oreja, tonto, si hoy no es mi cumple?
  Toni se echa a reír y le da un caramelo que la niña se lleva rápidamente a la boca.
  --Antes que me vea mamá me lo tengo que comer, ¿sabes? No me deja comer chuches porque dice que me voy a poner mala de la tripa.
  Cuando todos se sientan, la chiquilla saca su p s p y se pone a jugar. Beto no le quita ojo a la máquina y al final se acerca y le pide a Sol que se la deje ver.
  --Me la ha regalado papi por mi cumple. Bueno, Xeby aún no es mi papá, pero muy pronto lo será, yo lo quiero mucho porque me da muchas cosas y no me riñe, mamá es más protestona.
  En la siguiente parada, alguien sube al auto, y va buscando con su bastón un asiento libre. Lena se queda blanca como la muerte, y Cristina se encamina hacia el recién llegado y le saluda afectuosamente.
  --¡Pero Paco, cuánto tiempo sin verte!, ¿vas a la playa?
  -No, no, todavía es pronto, la verdad es que no sé ni dónde voy, debería de ir hoy al psicólogo pero lo malo es que no creo en esta gente, de modo que me he subido aquí simplemente por ver a alguna gente conocida y charlar un ratito, ¿vosotros os váis a bañar hoy?
  --La niña seguramente sí, Eusebio no cabe duda que se meterá con ella, ¡menudo par!, pero yo no, yo tomaré el sol simplemente. Ahí va Lena con el niño, ¿quieres saludarlos?
  --¡Lo deseo tanto!, pero.... ella se muestra dura, fría, creo que me tiene un rencor muy superior a todo lo demás.
  --No lo creo, aunque si así fuera, debes comprender que está dolida por tu negativa a acompañarla a ese viaje de donde ha traído este ángel de niño. Ten paciencia, quizá el día menos esperado, todo se arreglará.
  --Oye, ¿quién será el padre de ese niño? –preguntó paco esperanzado en recibir de Cris la respuesta que había esperado con tanta ansia.  Pero ella, tan prudente como reservada, sólo pudo decirle:
  --Pues no lo sé, ¿porqué no se lo preguntas?
  Paco negó tristemente con la cabeza. Se acercó a Lena y le tendió la mano. Ella se la estrechó y le acompañó al asiento que acababa de quedar vacío en ese momento, pero no se sentó a su lado.
  Detrás de paco iba sentada Solecito jugando con su máquina. Beto iba sentado a su lado.
  El niño la mira tristemente y le dice:
  --Por favor, ¿me dejas jugar un poco? Yo no tengo papá. Tienes mucha suerte, a mí nadie me hace regalos.
  La niña se guardó rápidamente la maquinita y le dijo a Beto:
  --Me la puedes estropear, lo siento pero no se la dejo a nadie, ni siquiera a papá, que es muy bueno pero es un poco bruto y me da miedo que me la rompa.

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