lunes, 19 de diciembre de 2011

VIVENCIAS EN UN BUS . NOVELA CORTA ( XX )

VI

  La semana va a concluir, y concluirá también el cometido de este bus de recorrer únicamente la ciudad. Ya dijo su flamante y enamorado chofer que a partir de la semana entrante, también haríamos viajecitos fuera de Valencia. Así que vamos a ver por dónde discurrimos y hasta dónde llegamos.

  Vamos por la ZONA NOROESTE

  Comprende el espacio que va desde la Avenida Menéndez Pidal, y su prolongación a Tirso de Molina, hasta la Avenida de Burjassot hacia el Palau de Congresos.

En esta zona se inscriben importantes barrios de Valencia con amplias zonas de recreo y comerciales como Túria, Campanar o Beniferri. Las Avenidas Maestro

Rodrigo, junto a General Avilés y Fernando el Católico, atraviesan todo el tramo noroeste.

  Por la parada que hay en Menéndez Pidal, no veo a nadie conocido que espere el bus. Pero sí veo la cara de Toni mirándome con ojos tristes de vez en cuándo.

Lo siento, sé que fui muy adusta con él, que me metí en su vida y en sus cosas y que ahora él está en su derecho de no dirigirme la palabra. Me siento lo más lejos posible de él, y pido a Dios que en las próximas paradas suba alguien a quien conozca y pueda entablar conversación con él, porque de no ser así, yo también me voy poniendo tensa; la situación es de lo más embarazosa. Pero, aunque sé que debería pedir disculpas al conductor y tratar de remendar por lo menos el descosido, también sé que para ello tendría que confesarle algo que.... sinceramente mi orgullo no me permite confesarle, no puedo decirle que yo también estoy locamente enamorada de él. Él ya tiene su corazón ocupado y yo sólo me llevaría una solemne y ridícula calabaza.

  ¡Por fin!, con gran alegría, veo subir a Paco, junto a varias personas más. Agudizo mi oído y mi vista y mi alegría va en aumento cuando casi todo el grupo de viajeros que durante la narración nos han acompañado, vienen en fila para subir al bus en la parada de Maestro Rodrigo.

Todos parecen muy alegres, pero sobretodo las extranjeras Ana, Auxy y Cris, que hablan y hablan sin parar y le cuentan a paco, medio atontado por las voces de las tres que se unen en un barullo confuso, pues todas quieren contarle sus versiones
  --¡Mañana, mañana, -dice Auxy exaltada- mañana nos graban!
  --Vamos a comprarnos un hatillo para la presentación de mañana porque va a ser decisiva en nuestras vidas –le grita Cris no menos excitada.
  --¡Don Blas, bendito don Blas que los ha llamado! –salta y grita Ana loca de alegría-.
  --Pero por favor, chicas, ¿queréis calmaros y explicarme qué es lo que pasa? ¿pero quién os graba, dónde...? Me vais a dejar sordo con tanto barullo.
  --Perdona, Paco –dice Ana tratando de hacerse con la palabra- El yerno de don Blas tiene una discográfica en Barcelona. Mañana vendrán a por nosotras tres para llevarnos a ella y probar nuestra maqueta. Ese es el motivo por el cual vamos a ver si nos compramos ropa decente para la presentación.
Además, Cristina, puede que pronto nos dé una sorpresa.
  --¡Ay, Ana, ¿no puedes dejarnos algo para contar? –replica Cris medio enfadada al ver que su amiga va a descubrir lo que ella quisiera contar junto a Xeby-. Pues sí, señores, si todo va bien, Eusebio y yo seremos marido y mujer dentro de unos días. Por supuesto que están todos ustedes invitados a un aperitivo, pero de eso ya hablaremos. ÉL se ha quedado en casa con Solecito y Beto porque a los niños no les interesaba venir de compras.
  --¿Puedo acompañaros aunque sea de lejos? –dice Paco sonriendo- Me gustaría hacer un regalo a Beto pero yo no sé ir de compras solo, antes iba con Lena, pero ahora cada vez que necesito comprar algo me pongo enfermo. Si me ayudarais lo agradecería.

  Ellas pensaban que a Lena no le iba a hacer ninguna gracia que les acompañara Paco. Ana le consultó con la mirada y Lena respondió afirmativamente pero no sin advertirle a Paco que Beto no necesitaba nada y que hiciera el favor de no molestarse en comprar nada para el niño. Paco se encogió de hombros pero la tristeza se reflejaba bien a las claras en su rostro. Ana, sentada al lado de Paco, le susurra al oído:
  --NO te preocupes, no le hagas caso. Te ayudaré a buscar lo que deseas, y si quieres me lo llevaré a mi casa y cuando podamos coincidir con el niño, te lo daré para entregárselo. Yo sé que Lena te quiere pero no le deja su pobre orgullo caer en la debilidad de echarse a tus brazos.
  Paco no respondió, miró a Lena tristemente y guardó silencio durante todo el trayecto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario