miércoles, 30 de enero de 2019

La ninfa gitana

Romance ribereño o tragedia en el acto

Rafael Coronado
Fue la ninfa de alas rojas,
y su dulcísono canto,
fatal encantamiento
de tantos, tantos incautos
por las riberas del Júcar,
en la Piedra del Caballo
que, presas embebecidas
de su eufónico encanto,
entre lujurias de hadas
se despertaban ahogados.

Mas, la ninfa de alas rojas,
en un día como tantos,
halló al dueño de sus alas:
trenzándose entre las manos
su cabellera de aguas,
se prendó de aquel gitano
que seguía a la morena,
por la ribera, cantando,
a su morena celeste
para decirle el verano.
Mas, la gitana se escapa,
teme la voz de su hermano
maldiciendo sus amores
y el nombre de sus abrazos…
… y allí se queda el amante,
en la Piedra del Caballo,
espantando duendecillos,
infernado y malhadado;
y, de pronto, ribereña,
suspirando entre los álamos,
la voz de la dulce ninfa
envuelve al enamorado
que, presa de encantamiento,
hacia el éter, transmundano,
dispara su sentimiento,
se olvida de que es humano (…)
(…) y así, transparente, en amores,
que jamás había probado,
el gitano, por los éteres,
escucha el rumor de los astros
mientras goza con la ninfa,
y los duendes, "duendeando",
entre sádicos y tiernos,
ponen nombre a los orgasmos
-que entre ecos y jadeos,
entre el dulcísono canto,
"moraítos como un lirio"
sobrenadan los ahogados,
con sus cabelleras de algas
y sus caras de asustados,
con la parca ya anidada
dicen sus nombres mojados,
y la ninfa de alas rojas
multiplica sus orgasmos…
¡Ah, la ninfa enamorada!;
¡ay, del cetrino gitano!,
¡oh, desdicha de dos mundos
por la muerte emparejados!
ah, del amor que ha irrumpido
y a la ninfa ha transformado:
hay un quebrarse de élitros
por el Oscuro ordenado;
sus alas rojas partidas,
y su pecho enamorado
arrojado al acotado
transcurrir de los humanos.
… Y la ninfa de alas rotas
y el gitano condenado
despiertan en la ribera
rendidos de amores largos;
y, en sus frentes, nuestro sino,
ha escrito el postrer arcano.