miércoles, 21 de diciembre de 2011

VIVENCIAS EN UN BUS . NOVELA CORTA ( XXII )

--NO te apures, confiésalo, si es así, pondremos remedio a tus males, si no es cierto, daremos el hecho por una gansada de las de Manuel Alejandro y ya está.
  --NO, no, ha dicho que si era cierto lo confesaría.
  --¡Sí, lo he dicho, y cumplo mi palabra, no soy ningún bribón, ¿sabes, mequetrefe? ¡Sí, estoy enamorado de esa chica, ¿te atañe a ti algo?!
  --NO vale la pena que te sofoques, Blas –responde Saúl entre divertido y triunfante- Hemos dicho que te ayudaríamos.
  --NO creo haberte pedido ayuda, -responde Blas ofendido-. Si las cosas no se solucionan por sí mismas, tendré que poner tierra por medio entre ella y yo antes de que me muera de pena, porque estoy seguro de que si ella llega a saber que la amo seré, a sus ojos y a los de las otras chicas, el hombre más estúpido y ridículo que ha pisado la tierra.
  --Hombre, tanto  como eso no, -trató de animarlo Tomás- pero es cierto que la chica podría ser tu hija, que ella es joven y no tardará en encontrar un hombre más afín a ella en edad y tú pues... Mira, Blas: nosotros ya pasamos por esas experiencias románticas, ya se fue nuestro tiempo de conquistas, hay que ser realistas y tener la cabeza en nuestro sitio. Por tu bien y por el suyo, olvídala y trátala como a las demás.

  Al llegar a Menéndez Pidal, donde Toni tenía el final de  su jornada, todos bajamos y cada cual tiró para su destino, diciéndonos adiós y deseándonos buenas tardes. Me pregunto qué habrá comprado el amigo Paco para Beto; no ha abierto la boca en todo el trayecto,
Iba yo a bajar el último escalón del bus, cuando Toni me ha agarrado de un brazo para detenerme, ¿qué querrá ahora éste?
  --Espera, -me dice-, espera que bajen todos, por favor.
  --¡Suéltame, tengo mucha prisa!
  --Sólo son dos minutos. Dos minutos para pedirte, si quieres de rodillas, que no me mires con esa cara de limones podridos. NO te he hecho nada, y si algo tienes en mi contra, dilo y aclaremos las cosas porque no puedo soportar cada día estos ademanes y rabietas.
  --No te preocupes, hombre. YO sólo vine aquí para ensayar como cronista. Cuando crea oportuno acabar con la historia del bus, yo me iré por donde he venido y tú te quedarás en las glorias con...
  --Con o sin, lo que quiero es quedarme en las glorias sin ser enemigo de nadie.
  --Bueno mira, yo tengo prisa, y no tengo ganas de discusión. Ve a lo tuyo y déjame a mí marchar en paz. ¡Maldito corazón el mío! –esto lo dije casi gritando- Toni comprendió lo que quise decir, porque me cogió la mano, y muy bajito, me dijo:
  --Lo siento de verdad; nunca sospeché ni pretendí ocupar tu corazón. No es culpa de ninguno de los dos, así es que por favor, seamos buenos amigos.
  --Muy bien. Mientras convivamos en el bus, tendré que cumplir la penitencia de sostener esta supuesta amistad; cuando yo salga de aquí, te puedes ir al diablo.


  Hoy es el último día que recorremos la ciudad, a partir de la semana entrante ya el bus está disponible para todo tipo de viajes. Vamos hoy por la ZONA SURESTE

  Dejando atrás la plaza de Zaragoza, y situándonos en el Palau de la Música hacia la Avenida de Francia, la zona Sureste comprende toda la vertiente del río Túria hasta llegar al Puerto. Existen dos vías principales que abren esta zona hacia el mar: la Avenida del Puerto y la Autopista de El Saler. Barrios como el Grau, Poblats Marítims o Nazaret tienen en sus orígenes la historia de haber crecido junto a las tradiciones más marineras. La playa de las Arenas, junto a su paseo de Neptuno, limita al Sur con este último tramo de la ciudad de Valencia.

  Delante de nosotros, y en la misma dirección, va un elegantísimo mercedes, en el que, con letras muy grandes reza un mensaje lo siguiente:
  “Casa Discográfica Rodríguez Moreno”.

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