miércoles, 14 de diciembre de 2011

VIVENCIAS EN UN BUS . NOVELA CORTA ( XV )

--Su padre verdadero eres tú, ya que su padre biológico jamás la quiso. Mi ex pareja estaba obsesionado con tener un varón, cuando Solecito vino al mundo, al ver que no se cumplían sus expectativas, nos abandonó a las dos, no sin antes insultarme a mí y despreciar a su hija delante de doctores y enfermeras. Sus últimas palabras fueron una sarta de blasfemias hacia todos  cuanto le rodeaban. La niña nunca llegó a ver a su padre biológico, no sabe cómo ni quién es. Fue muy doloroso, yo no tenía un  trabajo ni medios de sustento para las dos, de modo que una señora amiga de mamá, nos acogió en España y me buscó el empleo que ahora tengo como representante de una firma de cosméticos, pero no nos pagan nada bien. Ana estaba también en mi misma situación; a ella la había abandonado su novio y no tenía familia que la amparase, de modo que con la ayuda de esta señora, y un poco de dinero que yo le mandé, logramos que se viniera con nosotras unos días después. Ana no encuentra trabajo, ayuda a esta señora en casa y además cuida de sol cuando yo no estoy, la quiere como si fuera una sobrinita y me la malcría siempre que las  pierdo de vista.

  --¿No será la señora que me dio a mí todo detalle sobre vuestro domicilio y situación la que os ha ayudado? Es una señora de mediana edad, más bien bajita, morena, con unos ojos pequeñitos que yo no sé ni cómo puede ver con ellos... Yo veo muy poco pero lo suficiente como para saber cómo es el físico de una persona aunque la tenga que mirar a un centímetro de distancia.

  --Sí, ella debe de ser porque nadie en el bloque conoce nuestra historia, yo no hablo con nadie de ella y Ana menos aún. La señora se llama rosa Mari, es muy buena y muy cariñosa. Mamá la quiere como una hermana, ella hizo un viaje a Argentina con un grupo de amigos discapacitados y allí se conocieron, desde entonces Rosa Mari Busto, cada Navidad nos mandaba un presente, un donativo que nos venía a todos como agua de Mayo. Pero cuando yo me casé con el padre de sol ya no supe más de ella, hasta que necesité emigrar y mamá le pidió que nos acogiera en su casa mientras yo resolvía mi situación aquí. Fueron días muy duros para nosotras. Pude conseguir al final ese pisito en el que vivimos ahora en alquiler, pero no te imaginas los apuros que pasamos para que me lo dejaran habitar. Los dueños no querían de ningún modo meter a inmigrantes...

  --¡Bueno, bueno, mi amor, deja de recordar tiempos pasados; tú ahora me tienes a mí, y si todo va bien, dentro de unos meses serás mi esposa y esta nena bonita tendrá algún hermanito que la acompañe y la enseñe a compartir sus cosas!


  A medida que pasan los minutos, don Blas Bázquez y Ana Nelys van convirtiendo lo que al principio era casi un monólogo en una animada charla: ella le cuenta su historia, la misma que escuché a Cristina Comesaña contarle a Eusebio. Blas por su parte le ha contado también sus cuitas ante la insistencia de sus hijos y nieto para que se marche a vivir con ellos.
Una fugaz idea atraviesa la mente de Ana, a juzgar por el gesto de su cara, pongo atención por si pillo algo pero ella calla y don Blas se levanta para bajarse en Manuel Candela, dejando a la chica una tarjeta para que vaya a visitarle según le ha dicho. Ella lo coge suavemente del brazo y le ayuda a bajar los dos escalones del bus; al despedirse, observo que Blas le da un beso en la mejilla y ella se ruboriza pero le corresponde con otro de la misma índole.
El bus arranca y Ana vuelve a su asiento. Cristina no puede evitar su curiosidad y le interroga, se nota que son muy íntimas amigas porque Ana le va contando:
  --Me da mucha pena, lo quiero mucho, le he tomado un cariño enorme, y...
  --¿Y qué? –pregunta Cris, ansiosa de saber más de los pensamientos de su amiga-.
  --No sé..., si sus hijos accedieran a que él se quedara en Valencia, yo... yo... estaría dispuesta a cuidarlo.
  --¿Sólo a cuidarlo? –bromea Cristina-.
  --¿Y qué otra cosa puedo hacer?

  El bus ha terminado su jornada de servicio en la avenida del Puerto y yo los espero a ustedes en el próximo capítulo.. Hasta entonces.

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