martes, 3 de enero de 2012

VIVENCIAS EN UN BUS . NOVELA CORTA ( XXXIV)

Albufera (Laguna)

El Lago de la Albufera es, junto con el marjal y la Devesa, uno de los ambientes esenciales del Parque Natural con una superficie media de unas dos mil ochocientas hectáreas, de las cuales 350 son de vegetación palustre. En él hay que diferenciar, de una parte, las aguas libres y, por otra, las orillas y matas, cuya conjunción posibilita el desarrollo de su característica diversidad de comunidades vegetales y animales.

Las concentraciones de anátidas invernantes han disminuido notablemente en las últimas décadas como consecuencia de la eutrofización del lago, la pérdida de transparencia de las aguas y la consiguiente desaparición de las comunidades vegetales bentónicas, que hacen que la Albufera no pueda ofrecer las condiciones para sustentar las importantes concentraciones que antaño albergaba. Sin embargo, se ha detectado una progresiva recuperación de las poblaciones en los últimos años debido principalmente a la desaparición de otras zonas de invernada españolas, a la puesta en marcha de medidas conservacionistas en el Parque y al mantenimiento de extensas zonas de marjal cultivadas con arroz, que actúan como zonas de alimentación para las anátidas invernantes.

Ullals

Los ullals son surgencias de agua localizadas casi siempre de forma aislada y en el interior del marjal, que constituyen auténticas reservas genéticas, con especies endémicas con un gran nivel de especiación y valor biogeográfico.

Los ullals, son, pese a su escasa superficie respecto a la de los demás ecosistemas, vitales para el mantenimiento de la biodiversidad del Parque. Las especies de flora y fauna que antaño poblaban el lago y acequias, hoy se encuentran relegadas a estos medios. Los valores más relevantes de los ullals son: la presencia de invertebrados endémicos exclusivos del Parque, una vegetación acuática que sitúa a la Albufera entre las mejores lagunas de agua dulce de la península, ser hábitat de varios peces en peligro de extinción y ser la fuente principal de aguas limpias que desaguan al lago y vitales para mantener la calidad y cantidad del agua.

La necesidad de protección integral de estos espacios queda, pues, fuera de toda duda, siendo imprescindible el desescombramiento, desaterramiento y recuperación de todos aquellos ullals que hayan sufrido algún tipo de degradación.

Marjal

Sus aproximadamente 14.000 hectáreas representan la mayor parte de la superficie del Parque, ocupando las zonas llanas inundables y constituyendo un paisaje agrario con gran significado histórico en el contexto valenciano. Aunque se trata de un medio antropizado y sometido a un régimen de explotación intensiva, con incorporación de nutrientes (abonado) y productos de cierta toxicidad para la flora y fauna (herbicidas, alguicidas, fungicidas e insecticidas), el arrozal constituye un hábitat imprescindible para el funcionamiento del sistema ecológico de la Albufera y una actividad económica tradicional de la población del entorno.

El arrozal confiere una clara estacionalidad a todo el sistema, con las alternancias de inundación/desecación de los campos y el crecimiento de la planta, que hacen variar considerablemente la extensión y características de la superficie inundada. Esto influye de manera decisiva en las características de las biocenosis típicas del área, resultado de una adaptación histórica, que no se conservarían como hoy las conocemos sin el mantenimiento del cultivo del arroz.

Bassa de Sant Llorenç

Se trata de una pequeña laguna circundada por relieves calcáreos (El Cabeçol y la Serra de les Raboses). Constituye, probablemente una pequeña albufera cerrada por la misma restinga que la Albufera, siendo alimentada con las aguas subterráneas de los relieves calcáreos que la circundan.

La Bassa de Sant Llorenç ha podido mantenerse en buen estado de conservación, aunque con cierta presión cinegética y contaminación agrícola. Constituye uno de los enclaves de mayor valor paisajístico dentro del Parque.

Montanyeta dels Sants

Se trata de un pequeño afloramiento de dolomías cretácicas que formaría una especie de islote en el antiguo golfo marino.

El valor ambiental principal reside en su papel de hito paisajístico. La Montanyeta dels Sants representa un islote de vegetación arbórea de singular belleza en medio de la llanura homogénea del marjal, destacando en el horizonte desde cualquier rincón del Parque. Supone una atalaya desde la que se puede observar gran parte del arrozal. En los períodos en que el arrozal se halla inundado, la Montanyeta dels Sants aparece como una isla  en medio de un inmenso lago que se transforma en un manto verde cuando el arroz está crecido. En la Montanyeta se levanta la Ermita dels Sants de la Pedra, construida en el siglo XVII.

El Cabeçol

Se trata de un monte formado por un pequeño relieve de 60 metros de altitud que se eleva al norte de la Bassa de Sant Llorenç y que forma parte de la Serra
de les Raboses. Además de contribuir a diversificar los ambientes del Parque en el contexto de una zona húmeda, el interés principal de esta zona es el paisajístico. Desde la cima del Cabeçol se puede divisar una extraordinaria panorámica rica en contrastes: el paisaje marino desde Cullera hasta Valencia, el conjunto dunar, la huerta de naranjos, la Bassa de Sant Llorenç y la extensa llanura de arrozal que llega hasta el mismo lago.

El área del Cabeçol ha sufrido y sufre en la actualidad diversos impactos; diversas canteras abandonadas, pistas de motocross, antiguos vertederos incontrolados y la existencia de un Campo de Tiro en lo alto de la formación montañosa. Las molestias sobre la fauna de la Bassa de San Llorenç y el impacto paisajístico de sus actividades (restos de cartuchos, platos, animales cazados...) e instalaciones, son notables.

Cultivos de huerta y cítricos

A excepción de algunas zonas localizadas en el interior del arrozal, la mayor parte de este tipo de huerta incluida dentro del Parque Natural se halla próximo
a su borde. Se trata, en el caso de los naranjales, de transformaciones por aterramiento relativamente antiguas y ya consolidadas. Las huertas no arboladas, por el contrario, son zonas de reciente transformación y se sitúan entre el arrozal y el naranjal.

Este ambiente antrópico se caracteriza por la influencia decisiva y constante del hombre en el medio, manteniendo un aporte continuo de materia y energía
al cultivo (abonos, herbicidas, plaguicidas).

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