jueves, 24 de mayo de 2012

Técnicas de guía vidente para sordociegos (3)


• Desarrollo psicomotor: Mejora de los movimientos relacionados con los músculos largos del cuerpo, para caminar de manera coordinada, mantener la línea recta, realizar giros corporales de forma consciente, etc. Es un área fundamental en la rehabilitación de las personas sordociegas totales. Mejora de la motricidad fina, para adquirir unas destrezas necesarias para el uso de auxiliares a la movilidad, ayudas ópticas, reconocimiento de objetos, etc.

• Desarrollo conceptual: Adquisición de conceptos corporales, espacio-temporales, ambientales, etc. Orientación. En el caso de las personas sordociegas, se definiría como el proceso de utilización de los sentidos que una persona con deficiencia auditiva y visual realiza para establecer la propia posición en el espacio y las relaciones con los objetos de su entorno. Los técnicos de rehabilitación entrenan al sordociego facilitando e análisis y la comprensión conceptual del ambiente, mediante la organización mental de las relaciones espaciales. Los 3 principios de la orientación son: ¿dónde estoy?, que requiere que la persona conozca dónde se encuentra en el espacio; ¿dónde voy?, es decir, dónde se encuentra situado el objetivo en el espacio; y, ¿cómo llegar hasta él?, lo que supone plantearse qué debe hacer exactamente para llegar desde el lugar donde se encuentra hasta el objetivo. Para responder a esas preguntas, se sigue un proceso cognitivo de 5 etapas: Percepción o proceso de asimilación de datos del entorno mediante los diferentes sentidos (incluidos el de la audición y visión si los hubiera). Análisis o proceso de organizar los datos percibidos en categorías. Selección, el proceso de elegir el dato analizado que mejor sirva a las necesidades de orientación en su situación en ese entorno. Plan, el proceso de elaborar una línea de acción basada en los datos sensoriales elegidos. Ejecución, el proceso de realización de la línea de acción planificada.

Con sordociegos totales, es mayor el esfuerzo que deben realizar de anticipar cognitivamente el espacio. Para que se desplacen de manera independiente necesitan conocer muy bien el entorno por donde van a caminar, para tener una imagen mental del espacio. La persona, en su desplazamiento, confirma que va por el lugar planteado al comprobar que su recorrido coincide con su imagen mental, a través de los estímulos cinestésicos (pendientes de las calles, estimación de la distancia recorrida y distancia entre objetos, giros realizados), la percepción háptico-táctil del entorno (texturas del suelo y la pared, forma y volumen de los objetos que localiza con el bastón, bordillos, etc.) y los estímulos olfativos. Si el sordociego tiene resto auditivo o visual, aumentará la información que recibe del entorno y podrá realizar más itinerarios.

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