No sé cuándo nací ni cómo me llamo, porque los humanos no acaban de ponerse nunca de acuerdo: unos me llaman "computadora" o simplemente "compu"; otros me llaman "ordenador", y los más modernos, esos jóvenes que creen saberlo todo y ser los más perfectos del siglo, me llaman, en su jerga tonta e insulsa, "ordenata". Mi apellido, eso sí, es Toshiba, así que supongo que mis "padres" serán japoneses. Tengo algo más de un año y medio de vida, y ahora les contaré mis crónicas, lo que me ha sucedido y lo que he vivido en este corto lapso de tiempo.
Cuando "nací" supe que, aun siendo una máquina, tenía mucha más capacidad de memoria que los humanos; tengo un "cerebro" (disco duro) prodigiosísimo, para almacenar lo que me convenga por mucho tiempo, o borrarlo cuando me dé la gana. Tengo otra memoria más (la RAM) que me permite retener muchísimos datos al mismo tiempo para poder hacer varias tareas simultaneas, cosa imposible en un humano. Mi "corazón” (procesador) es superpotente, y aunque esté a tope de actividad no duele, nunca se cansa.
El día que nací me acoplaron en una "jaula" (maletín de cartón), al que previamente habían atiborrado de almohadillas de esponja, (¡qué blandito estaba allí!), pero también la llenaron de algo que me apretaba en grado sumo y me estaba incordiando, creo que se llaman "accesorios". Me taparon como si temieran que me constipara y me llevaron Dios sabe dónde. Antes de taparme pude comprobar que iban a hacer lo propio con otros compañeros de viaje. Un viaje larguísimo y aburrido.
Por fin, me han traído a un lugar donde estoy reposando lleno de tedio y deseando que alguien me saque de mi "jaula".
Hoy, un día cualquiera del mes de Marzo, me están moviendo, me agarran del asa del maletín y me llevan a otro sitio; ¡veremos si allí estoy mejor!
¡Caramba, por fin me destapan, me sacan de la "madriguera" y, para mi asombro, noto un montón de miradas sobre mí y manos que me tocan, me retocan, me acarician...!, ¿dónde estaré?.
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