domingo, 14 de mayo de 2017

15 DE MAYO, SAN ISIDRO LABRADOR

Hola a todos:


Imagen de San Isidro en la
Iglesia de Jábaga
 Hoy venimos a recordaros que se celebra la festividad de San Isidro, un hombre que le gustaba tanto el campo y la agricultura que le dieron un boli y lo sembró según se dice. Con este santo como símbolo de la agricultura, pretendo recordar los viejos tiempos, los más felices de mi vida, en que casi todo el pueblo vivía de la cosecha, pero a mano, con mulas y arado, a pleno sol o a plena lluvia, picados de tábanos y demás insectos..... Aquellos hombres sí que trabajaban duro. Hoy día ya tenemos maquinaria moderna que hace más llevadero ese duro trabajo pero no por ello debemos olvidar que hemos comido frutas y hortalizas gracias al sudor de personas como san Isidro que nos dieron el alimento.
San Isidro y al fondo Santa Teresa

Os dejo aquí la historia del santo y su mujer, también santa, una historia que ha recopilado para todos vosotros un vecino de Jábaga, Diego José Villalvilla Soria, amigo personal mío. Junto a esta bonita historia os incluyo unas fotos muy bien tomadas por lo que me han explicado (yo no puedo verlas desgraciadamente), por otra vecina de Jábaga, Estela Soria Soria, quien ha tenido la gentileza de cederlas para este blog.

Mi más sincero agradecimiento a los dos por este regalo, y también a mi gran amigo Javi que es quien cuelga todo lo que le mandemos aquí.

Un abrazo a todos y todas.




"De San Isidro Labrador y Santa María de la Cabeza

En esta entrada, hoy 15 de Mayo, Día de San Isidro labrador, patrón de Jábaga, revisaremos un poco de su historia. Fue  el 19 de junio de 1622, Isidro, fue canonizado por el papa Gregorio XV, junto a Santa Teresa de Jesús. Quizá fue en esa época cuando se determinó que tanto San Isidro como Santa Teresa fuesen los patronos de Jábaga. O quizá San Isidro fuese patrón con anterioridad tras el paso del Alfonso VIII por cuenca.

San Isidro Labrador (Alrededores de Madrid, hacia 1080 - Madrid, 1130) Santo español, patrono de la Villa de Madrid y de los agricultores. Aunque no se tienen demasiados datos biográficos sobre el santo, parece ser que vino al mundo en el seno de una familia humildísima, poco antes de la reconquista de Madrid, en una casa situada donde en la actualidad se halla la calle de las Aguas. Quedó huérfano muy pronto, así que el joven Isidro se buscó el sustento con trabajos como el de pocero hasta que finalmente se empleó como labrador.

Cuando Alí, rey de Marruecos, atacó Madrid en 1110, Isidro hizo como muchos otros y se trasladó a Torrelaguna, donde continuó con el mismo género de vida, dedicada al trabajo y a la oración, que había llevado hasta el momento. Fue precisamente en la parroquia de esta localidad donde contrajo matrimonio con una joven llamada María, natural de Uceda, cuya dote matrimonial fue una heredad en su pueblo natal, lo que fue causa de que los esposos se establecieran allí para trabajar las tierras por cuenta propia.

Aunque Isidro era piadoso y devoto, su esposa no le iba a la zaga a este respecto, ni tampoco en cuanto a laboriosidad, todo lo cual hizo -según la leyenda- que se granjearan la predilección de Dios, que los benefició con su ayuda innumerables veces, como cuando salvó milagrosamente a su hijo único que había caído en un profundo pozo o cuando permitió a María pasar a pie enjuto sobre el río Jarama y así librarse de los infundios de infidelidad que contra ella lanzaban las gentes.

En 1119, Isidro volvió de nuevo a Madrid, y entró a trabajar como jornalero agricultor al servicio de un tal Juan de Vargas. Estableció su morada junto a la Iglesia de San Andrés, donde oía la misa del alba todas las mañanas y, luego, atravesaba el puente de Segovia -las tierras de su patrón estaban del otro lado del Manzanares- para aprestarse al duro trabajo de roturar la tierra con el arado. Se dice de él que daba cuanto tenía a los menesterosos, y aún a las palomas hambrientas cedía las migas de pan de las que se alimentaba.

Con el correr del tiempo decidieron los esposos separarse para llevar una vida de mayor santidad; marchó así Isidro a Madrid, mientras María quedaba en Caraquiz consagrada al cuidado de la ermita, la cual barría y aseaba diariamente, al tiempo que pedía limosna para costear el aceite que alumbraba la imagen. La separación duró hasta la última enfermedad del santo, cuando María tuvo noticia por un ángel de la muerte de su marido. Corrió presta a la Villa y no se separó del lado de su esposo hasta que éste exhaló su último aliento. Luego volvió a Caraquiz y, después de unos años, también murió.

A Isidro, como pobre de solemnidad que era, se le enterró en el cementerio de la parroquia de San Andrés, en una tosca caja de madera sin cepillar. Transcurridos cuarenta años, como los prodigios de Isidro seguían corriendo de boca en boca, ante la insistencia del pueblo, se exhumó el cuerpo y se le dio sepultura en el interior del templo. Se vio entonces que, a pesar del tiempo transcurrido y de haber estado expuesto a las inclemencias meteorológicas, todavía se conservaba entero y de color tan natural como si estuviera vivo, prodigio que se ha podido comprobar en las múltiples traslaciones que de su cuerpo se han hecho.

Cuando Alfonso VIII vino a Madrid tras haber derrotado al moro en las Navas de Tolosa, ordenó que el cuerpo fuera colocado en un arca bellamente policromada con escenas de la vida de Isidro. La beatificación, pronunciada por Paulo V el 14 de junio de 1619, a instancias de Felipe III, fue acontecimiento largo tiempo esperado por el pueblo madrileño; para conmemorar el evento se celebraron grandes festejos, en el transcurso de los cuales se inauguró la plaza Mayor.

 Especial referencia merece su mujer, que era precisamente de Guadalajara, y además de la Tierra de Uceda. Bautizada como María Toribia, pasó a la Historia como Santa María de la Cabeza. María Toribia nació en la aldea de Caraquiz (entonces perteneciente al Común de Villa y Tierra de Uceda, hoy es una urbanización dentro del municipio de Uceda). Actualmente en la villa y casco urbano de Uceda viven 1.188 habitantes, mientras que en la urbanización (antes aldea medieval) de Caraquiz residen 1.416 habitantes, siendo más poblada que el propio casco ucedense. En total viven en el municipio de Uceda (casco+urbanización) 2.604 habitantes

Como decíamos, María nació en Caraquiz al filo del siglo XII, entre 1095 y 1100. Siendo joven María se trasladó a Torrelaguna (entonces también aldea del Común de Uceda) a vivir con unos parientes, y entró de sacristana en una de las iglesias de Torrelaguna. Allí conoció a Isidro, labrador en las posesiones que Don Juan de Vargas tenía en la aldea madrileña. Ambos se casaron en la Iglesia de la Magdalena de Torrelaguna, y tuvieron un hijo al que llamaron Illán, que también sería canonizado por la Iglesia siglos después. Al nacer Illán la familia se traslada a Madrid, a casa de Don Juan de Vargas (hoy museo), donde Isidro entra a servir. En esa casa es donde se produce uno de los milagros más conocidos de este matrimonio de santos: después de que el pequeño Illán que cayera a un pozo, gracias a su oración, las aguas del mismo subieron para poder rescatarle. 

Cuando Illán fue mayor de edad sus padres deciden separarse para vivir una vida más santa: María de la Cabeza regresó a Torrelaguna donde comenzó a hacer milagros mientras cuidaba la ermita de la Virgen de la Piedad de Torrelaguna (hoy en ruinas); Isidro permaneció en Madrid con Illán. Isidro murió en Madrid en 1172, a la edad de 90 años. Tras la muerte de su esposo María volvió a Uceda, donde murió a la edad de 80 años, entre 1175 y 1180. Actualmente sus restos se encuentran en la Catedral de la Almudena de Madrid.


La festividad de Santa María de la Cabeza se celebra el el 9 de Septiembre. En el callejero madrileño existen, nombrados en su honor, el paseo de Santa María de la Cabeza y la glorieta de Santa María de la Cabeza. En el Puente de Toledo, sobre el río Manzanares, hay sendas esculturas de los dos esposos"

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