Hoy en Jábaga debería de ser fiesta, pues es costumbre desde hace un siglo celebrar "la candelaria". en los años 40 los vecinos daban los ingredientes para la elaboración de una gran torta: daban los huevos, harina, azúcar, o incluso dinero, porque con todos los ingredientes había que llevarlos a Cuenca y en una pastelería confeccionaban la torta pero había que pagar por ello, claro.
Del dinero que daba la gente, hacían unas rifas o papeletas que metían en un talego, y tal día como hoy, un niño sacaba la rifa de la suerte, la torta era magníficamente adornada con flores o animalitos confitados. El vecino a quien le tocaba, solía repartir un trocito a cada casa para que todos la probáramos. desde hace varias décadas, esta costumbre ha ido en detrimento, ya que la gente ya no tienen gallinas para dar huevos, y además como todo, las tortas se compran ya hechas en las confiterías, eso sí, ya no son tortas, son más bien tartas, con mucho adimento artificial, lo bueno es que la costumbre no se ha perdido.
Los beneficios obtenidos por la venta de rifas se reparten entre la compra de la tarta, la de las papeletas y unas velitas pequeñas que el párroco nos da en la misa, velitas que dicen que sirven para acallar las grandes tormentas del verano.
Pues bien: como hoy es día laborable, la tarta se rifó ayer, ¡y me quedé sin ella una vez más! fue a la casa de un matrimonio que se afincó en el pueblo hace pocos años. No son hijos nativos del pueblo pero sí han venido a darle algo de vida, nos visitaron, se enamoraron de la belleza del paisaje, de la tranquilidad, de este aire tan sano ... y compraron su casita aquí, por lo tanto, son vecinos de Jábaga. Os invito a que los copiéis y os vengáis a darle vida y color a este pueblo tan cercano a la capital, que no os faltaría de nada.
Otro día os contaré otra de nuestras costumbres: la del jueves lardero.
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