Es algo muy
difícil poder a un medio donde la información se manifiesta fundamentalmente
mediante gráficos o imágenes. Si hablamos
de la discapacidad visual, todos aquellos dispositivos y programas, hardware y
software, específicamente diseñados para hacer accesible a los ciegos la
tecnología de la información se llama «tiflotecnología», que basa su
investigación y desarrollo en recursos que facilitan el acceso de los ciegos y
deficientes visuales al ordenador, así como de aquellos dispositivos y sistemas
autónomos con sus utilidades propias y específicamente desarrollados para
ciegos.
Por su parte, la mayoría de las investigaciones en desarrollos
tecnológicos para sordos se han centrado en el campo de la accesibilidad a la
comunicación a distancia, a las telecomunicaciones, y a la información a través
de los medios audiovisuales. En informática, por ejemplo, los elementos sonoros
suelen ser auxiliares: no es el medio sonoro el fundamental donde se desarrolla
y se muestra la información. Hasta el momento, han sido elementos auxiliares en
la comunicación usuario-sistema, sonidos que alertan de algún cambio, error,
avisos sonoros, etc.
Esto va cambiando, en detrimento de las personas sordas, con la
implantación de los elementos multimedia. Internet va incorporando cada día más
información de este tipo, aunque es raro, de momento, encontrar información
presentada exclusivamente en este formato. No obstante, la gran carga visual y
gráfica hacia la que han evolucionado los entornos informáticos desde el ya
antiguo MS-DOS va claramente en favor de esta deficiencia.
Pero, esta realidad ha jugado en contra de los ciegos, cuyas herramientas
de adaptación tuvieron que evolucionar rápidamente para acoplarse a este
cambio. Además, otro escollo importante para muchas personas sordas ces salvar la barrera del lenguaje, es decir, la
dificultad para comprender los mensajes escritos por parte de aquellas que
nacieron con esta discapacidad o que perdieron el oído a una edad tan temprana
que no les permitió desarrollar el lenguaje oral de forma natural.
Este aspecto se facilita si los mensajes están en lenguaje conciso, y
exacto; oraciones simples, no gramaticalmente retóricas; cabeceras, indicadores
y títulos que faciliten la lectura al centrar el tema; no utilizar grandes
extensiones escritas llenas de texto; imágenes, iconos y textos breves; adaptar
textos sustituyendo palabras complejas,
o poco utilizadas, por otras sinónimas más sencillas, de un lenguaje más
coloquial y de más fácil comprensión.
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