Empezamos el año de la mejor forma, esto es prometedor, se nos incorpora un nuevo colaborador, otro jabagueño, José Manuel García González, nos aporta noticias y cosas curiosas de Jábaga en periódicos y otras publicaciones más o menos antiguos, es un trabajo entretenido y a veces fructífero investigar en las hemorotecas, Desde luego que no solamente nosotros vamos a agradecer esta incorporación al blog.
Esta primera aportación es un periódico del 30 de diciembre de 1961 en el que aparece a página completa un artículo sobre Jábaga firmado por el periodista José Antonio Lafuente, en el aparecen fotografía del Alcalde del momento D. Sixto Cañada Cruz, del Secretario del Ayuntamiento D. Castor Villalba Antón, también una vista general del pueblo.
El artículo como mínimo os parecerá interesante si no sois de Jábaga ó lo conocéis poco, pero si sois de Jábaga seguro que os va a gustar bastante, pasa de ser objetivo a subjetivo, de intimista a épico, de hablar de sentimientos a lo que ha costado hacer el puente "La Canal" en un momento.
Primero pegamos el artículo original, y luego su transcripción para una lectura cómoda :
JABAGA:
Su pinar es el más conocido de Cuenca
Las 20.000
parcelas del término reclaman la Concentración Parcelaria
Su vallejo de la “Dehesa
Boyal” es ideal para el turismo
Dejamos
la carretera de Madrid y a la derecha, hay un camino que perdido entre pinos,
llega hasta el pueblo de Jábaga.
Con
las curvas del camino nos va sorprendiendo el paisaje. Y al llegar a una loma
que bordeamos por su parte izquierda, veo por primera vez en la conjunción de
la loma con el horizonte un grupo de casas de las que sale un humo blanco que
recto o con ligeras espiras sube hacia el cielo. Como dando gracias porque un
nuevo día es para ellas. Yo miro Jábaga, el humo y el cielo, y también lanza
sus espirales a lo alto dando gracias, para nadie lo sabe, porque el humo de
mis pensamientos es invisible. Me gusta ver el humo de las chimeneas de este
pueblo, porque es humano tiene el calor de esas manos, que amorosas preparan el
yantar de los suyos; que más tarde saldrán de sus casas camino del valle o del
monte, y mi espíritu se une al de ellos cuando entro en el pueblo.
Andamos por calles pavimentadas de piedra, que
por un momento hacen pensar que por allí han pasado las legiones romanas. Su
pavimento es reciente, y las piedras son nuevas y el problema del barro con las
piedras, está resuelto en Jábaga.
Recorro algunos lugares del pueblo, me
encuentro en una placeta un mozo aparejando una mula para irse al trabajo y más
adelante, una mujer que limpiando su casa ha llegado ya a la calle. Un hombre
entrecano que calza polainas de cuero con herramientas debajo del brazo camino
del monte. Hablo con él le pido que me diga por donde tengo que ir al punto de
partida me indica y le doy las gracias.
Ya entre los míos, me presento al sr. Alcalde
y vamos con él a hacerle unas preguntas referentes al pueblo y sus problemas.
Miro otra vez las calles de piedra de Jábaga y
su aspecto robusto de antiguas calzadas romanas me hace pensar que con este
pavimento serán eternas las calles, y cuando piso por ellas, soy de nuevo
romano para aquellos descendientes de los habitantes actuales de Jábaga, que
andarán por ellas igual que las ando yo ahora.
LA CONCENTRACION PARCELARIA ES DE VITAL
IMPORTANCIA. QUEREMOS HACER UNA PRESA DE CONTENCIÓN DE AGUAS Y OTRA PARA REGAR
CIENTO CINCUENTA HECTÁREAS DE TERRENO- INTERESANTE ENTREVISTA CON EL SR.
ALCALDE.
Nos
dice el Sr. Alcalde, que el Ayuntamiento de Jábaga ha dotado al pueblo de agua
potable trayéndola de una distancia de 3 Kilómetros y construyendo un depósito
reguiador , importando este proyecto ya realizado la cantidad de 414.000
pesetas. En la construcción de fuentes públicas y pavimentación de mil
trecientos metros cuadrados de calle la cantidad de 231.000 pesetas.
En restaurar la Iglesia parroquial se han
invertido 73.000 pesetas. Para la instalación del servicio eléctrico diurno y
ampliación del alumbrado público ya existente nos ha dado la diputación
provincial 19.000 pesetas.
Hemos invertido además 15.000 pesetas en
construir dos abrevaderos con sus desagües correspondientes en los dos puntos
del pueblo más distantes.
Con el coche de línea llamado La Rápida, hemos
hecho un concierto para que pase al pueblo tres veces por semana mediante el
pago de 1.000 pesetas mensuales y un puente llamado de “La Canal” en el que se
han invertido 5.000 pesetas.
En colaboración con la Hermandad se han
realizado las siguientes obras: Dos puentes en el camino vecinal de Navalón y ampliación de otro puente. Un
abrevadero en el paraje llamado “Fuente del Colmenar”. También se han
ensanchado varias curvas en el arroyo del pueblo, y se ha construido una presa
y un estanque en el paraje llamado “Fuencaliente”.
Prolongación de un canal de riego de 300
metros y ampliación y reparación de tres puentes rurales situados en los
caminos vecinales de “Cólliga” y “Valdegil” en total se han invertido 78.000
pesetas.
Nos habla ahora el Sr. Alcalde de sus
proyectos:
Pensamos instalar el teléfono, para ello se
han ofrecido 39.000 pesetas en postes y la prestación personal necesaria, en
total unas 70.000 pesetas.
Construir un Grupo Escolar de dos escuelas y
viviendas para los sres. Maestros.
Hacer de nuevo el atrio de la Iglesia que fue
destruido durante la guerra. Levantar un edificio en ruinas, una casa de nueva
planta de dos pisos para dedicarla a Hogar y Viviendas , en la que se piensa
instalar un televisor.
Ampliar el Ayuntamiento construyendo un Salón
de sesiones, y en su día, terminar el plan de arreglo de calles y aceras.
Se tiene solicitada y ha sido concedida la
concentración parcelaria orientada hacia el regadío. Quitando dos fincas que
suman entre ambas 800 hectáreas el resto del término está dividido en 20.000
parcelas. Se escribe en un momento el número veinte mil, que en este caso
supone 80.000 lindes por las que hay que andar y en muchos casos se habrán
convertido en caminos con su anchura reglamentaria para poder pasar por
ellos los pares de mulas y los carros o
remolques. No es difícil concebir la cantidad de terreno perdida para el
cultivo, que estos linderos supone, y este problema del pueblo de Jábaga es el
problema de la mayoría de los pueblos de la provincia. Cuando yo estudiaba se
hablaba de los minifundios gallegos, pero creo sinceramente que los nuestros
son de más importancia, en cuanto que el problema es más agudo en esta
provincia.
Para poder regar este municipio ciento
cincuenta hectáreas de terreno, contamos dice el señor alcalde con poder
construir una presa de contención de aguas y otra presa para riego con lo cual
tendríamos resuelto el problema.
En
el campo cultural nos cuenta que es preciso hacer los Seminanrios Rurales.
Jábaga como otros muchos pueblos tropieza con el inconveniente de la falta de señores
conferenciantes. También han solicitado intervenir en el concurso anual de
villancicos.
AUTORIDADES DE
JABAGA
Alcalde y Jefe
local del movimiento: D. Sixto Cañada Cruz
Secretario: D.
Castor Villalba Antón.
Concejales: D.
Agapito Soria Soria, D. Juan José García Soria, y D. Escolástico Cruz Martínez.
Juez: D. Evaristo
Pacheco Valero
Jefe de la
Hermandad: D. Agapito Soria Soria
Sacerdote:
Reverendo D. Pedro Heras Morte
Secretario de la
Hermandad: D. Vicente Albendea Villalbilla
ESTUDIO GEOGRAFICO DE ESTE PUEBLO
Está
situado Jábaga casi en el vértice donde confluyen las tres regiones naturales
de la provincia : Sierra, Alcarria y Mancha, acusando más las características
de la primera de ellas en su configuración. Su caso urbano esta enclavo a 971
metros de altitud y a 12 kms. De Cuenca, a cuyo partido judicial pertenece.
Debe emplearse la carretera Cuenca-Madrid de la que parte a la derecha un
camino vecinal que va a Jábaga.
Tiene
su término municipal 39 kilómetros cuadrados de extensión, siendo sus
principales fuentes de riqueza la agrícola- cereales y algo de viña- y resinas
y maderas el municipio es propietario de un monte denominado “Dehesa Boyal”;
riega las tierras de este término un arroyo pequeño del río Chillaron.
En la actualidad, tiene Jábaga junto con su
anejo” Fuente Ruz” cuatrocientos habitantes se venera la sagrada imagen de la
virgen de la Soledad.
Este pueblo está enclavado entre sus pueblo
vecinos: Navalón por el norte, Cólliga y Villanueva de los Escuderos por el
sur, Chillaron y Albaladejito por el este y Navalón y la finca de Cabrejas del
Duque del Infantado por el oeste.
LOS
PINARES DE JÁBAGA CIUDAD SATÉLITE DE RECREO
La
situación de los pinares de Jábaga, es ideal para en el futuro hacer de ellos,
la ciudad satélite destinada a recreo y deportes. Para llevar esto a efecto
será necesario construir piscinas, campos de deportes y un hotel.
Los
días de descanso se ven invadidos estos pinares por las familiar de la ciudad y
por los coches de las mismas y el conjunto de coches, motocicletas y gente le
da al lugar un aspecto de alegre romería. Con nuestra visión futurista vemos ya
en este lugar construida la ciudad de recreo.
VISIÓN
Y ENCLAVE DEL PUEBLO
Para
el viajero que llega por el camino la configuración del pueblo es la de un gran
anfiteatro de cara al viajero. Dominando en el conjunto, los colores blancos
sobre grises y rojos. La loma situada a la orilla del camino no deja ver hasta
llegar materialmente al pueblo. Y esta loma como todos los obstáculos, se ven
venciendo unas veces, por tomar una curva de la carretera, otras veces al
coronar una altura. Lo mismo ocurre en la vida, al vencer las alturas se
eliminan torpezas y la visión es más amplia y más limpia.
El
anfiteatro formado por casas que construyen el pueblo de Jábaga, se presenta
frente al viajero a un lado – el izquierdo del pueblo y en la altura, lo que
parece un símbolo – está situada la Iglesia en dominio amoroso : como cuecla
que proteja con su calor los polluelos.
Aquí
viven esos hombres, que en su lucha por la vida, van dejando su fuerza y sus
energías en estas tierras por donde antes fueron sus padres y sus abuelos.
Por
el mismo surco que hicieron ellos, van pasando con el mismo arado y las mismas
mulas que heredaron de los suyos.
Por
las tardes cuando el sol está en el monte, sentados en su silla ya vieja por el
uso, rememorarán su andanzas juveniles, las que hace tiempo que su pelo tiene
canas, las que al hablar siempre empiezan: -- En mis tiempos …--
Ser
sentimental no creo que sea malo, aunque ser sensiblero es morboso, por eso
dedico un recuerdo a los habitantes de Jábaga que ya por su edad está pasando
la cumbre de la vida, como el sol cuando está en el monte en las tardes de
verano. Tiene que haber en el pueblo, aunque no lo haya visto, un rincón cara
al sol y abrigado de los aires de la sierra, donde con el cigarro se junten
para hablar de sus tiempos. Representan el Jábaga que ha sido y entre tanto los
pequeños en el recreo de la mañana, juegan en la plaza, sin preocupaciones, sin
achaques y sin surcos en la cara. Son, el Jábaga que empuja. Mientras los que
tienen los destinos en sus manos, se preocupan y trabajan, para los que tienen
surcos en sus caras y para los que juegan incoscientes en la plaza. Son los
hombres de la generación que vive el momento, son los que dejarán su huella en
el pueblo y su responsabilidad es enorme, porque está forjando al historia.
DESDE
LA TORRE DE JÁBAGA
Se
ha dicho, que lo rodea el hombre –más exactamente el niño – el paisaje que ven
sus ojos de continuo, llegan a formar parte de el mismo, fundiéndose en el para
ser su circunstancia. Pes bien desde aquí, casi todo lo que vemos son pinos y
puede ser que su forma: tronco retorcido de piel reseca y copa en forma de
cuerpo sinuoso, de estrella, fuera la primera impresión que a través de la
retina llegara al cerebro del niño dejando su huella y marcara en su mente
imágenes que al pasar el tiempo darían sus frutos proyectados en el estilo de
hombre de Jábaga y la historia de este pueblo, tiene que tener la impronta del
paisaje cuajado materialmente de pinos.
Por
eso hemos visto esta mañana en sus calles, en sus casas y en ellos mismos
materializado su paisaje en cualquier rincón del pueblo, en el más sencillo
deleite, en su mismo hablar reposado y en sus ojos, estaba reflejado su
contorno, lo que ellos ven y han visto desde su más tierna infancia, desde la
puerta de su casa ó en el trabajo, en su juego o en su hacer de hombres.
Naturalmente
que los habitantes de Jábaga, son silenciosos como su paisaje –el silencio es
el alma de Castilla—de cuerpo enjuto como los árboles que les rodean y sus
temperamentos distintos, como diferentes las formas que toman sus pinos. El
aire que respiran tiene olor a resina y silencios de muerte: tenía que ser apropiado
para que el alma se encontrara a sí misma, pero no sucede de esta manera, el
ánimo solo sabe encogerse agobiado por el peso del silencio y adormida, surgen de él pensamientos que
enlazan espacios inmensos.
PUNTO
FINAL
Cuando
nos marchamos de Jábaga escasas personas saben de nuestra llegada y mucho
menos, que vamos a decir cosas relacionadas con ellas.
Algunas de esta ya
mencionadas, como la mujer que estaba limpiando su casa o el mozo que con su
mula se marchaba al trabajo, sentirán una pequeña satisfacción y sabrán que es
el pasó a su lado, cuando la mañana
estaba en sus principios y el cielo plomizo de nubes –anuncios de
otoño—amenazaba la lluvia que empapa la tierra y germina.
Bajamos
en el coche por las calles empedradas, buscando el camino. Dejamos este pueblo –que con sus piedras, nos
hace recordar constantemente las calzadas romanas—el “vincitor” de las legiones
por ser tan robusto.
En
la calle el coche de línea espera al viajero, ye l que está sentado se
impacienta por llegar pronto al final del viaje, para hacer sus encargos en
Cuenca. Pasamos al coche y ya los pinos no acompañan todo el camino.
Vemos
por segunda vez la loma pero por el lado contrario, la pasamos y el paisaje
está libre de obstáculos. El cielo sigue plomizo y los verdes del fondo se
toman del cielo. La carretera de Madrid aún queda lejos, un airecillo suave
apenas agita, la hierba que se muestra a nuestros ojos, es la simiente del
trigo que ha roto la tierra.
El
ansia de descubrir las tierras de nuestra provincia, nos lleva por otros
caminos. Detrás, queda el pueblo de Jábaga, con su mundo de dichas, de penas y
de gloria.
Ahora
son almas los árboles, que nos hacen escota, por la carretera mojada oscura.
Luego la noche va entrando, cuando pasamos otra vez el pueblo de Jábaga camino
de casa
José Antonio Lafuente